viernes, 8 de noviembre de 2013
lunes, 14 de octubre de 2013
Cartagena la fantastica
Manuel Zapata me dijo
Domingo benkos biohó
Se libertó en Cartagena
Y en la Matuna fundó
Palenque
Para escapar de su suerte
Para llamar a su gente
Para cantar por sus penas
Me lo contó
También me dijo Lemaitre
Que España no se rindió
Que los piratas ingleses
A su paciencia colmó
Y levantó una muralla bien fuerte
Para salvar a su gente
Para cuidar su bandera
Me lo contó
Panderos, panderos
Pa' los niños del ciruelo
Batata, batata
Pa' la alegría de la casa
Dinero, dinero
Pa' los viejos compañeros
Del ámbito musical
De la movida local
Dios bendiga Cartagena
La fantástica
Viva el África
Viva el África
Dios bendiga Cartagena
La fantástica
Viva el África
Viva el África
Batata llamó a Pechiche
Graciela tocó después
Y contestó una leyenda
Llamada Justo Valdez
Y Sofro cantaba así con Senelia
Y en la quemada presente
Como cantando sus penas
Te lo conté
Panderos, panderos
Pa' los niños del ciruelo
Batata, batata
Pa' la alegría de la casa
Dinero, dinero
Pa' los viejos chapeteros
Del ámbito musical
De la movida local
Dios bendiga Cartagena
La fantástica
Viva el África
Viva el África
Dios bendiga Cartagena
La fantástica
Viva el África
Viva el África
Nadie baila
Como baila la fantástica
Romántica
No tan plástica
Movimiento
De Cadera iconoclástica
Muy artística
Más elástica
Chambacú
Torices
Barú
Bazurto
Dios bendiga Cartagena
La fantástica
Viva el África
Viva el África
Dios bendiga Cartagena
La Romántica
Viva el África
Viva el África
Dios bendiga Cartagena
La fantástica
Viva el África
Viva el África
Viva el África
Viva el África
viernes, 12 de julio de 2013
Los cielos cerrados (Por: William Ospina)
Parece que para las potestades europeas el indio sigue siendo el
indio aunque vaya en su avión presidencial, pero el imperio sigue siendo
el imperio aunque un negro sea su gobernante. Rostros del mundo que nos
ha tocado.
Gustav Janouch le preguntó un día a
Franz Kafka si era verdad lo que se decía en la empresa de seguros para
la que trabajaba: que Kafka dedicaba sus ingresos a pagarles asesoría
jurídica a los empleados, para que pudieran querellarse con la compañía.
Kafka le contestó que como apoderado de la empresa no podía defender a
los empleados, pero que cuando veía que el empleado tenía la razón, le
ayudaba con su propio dinero para que tuviera un buen asesor jurídico. Y
añadió: “Lo que pasa es que el mundo ha caído de tal manera en manos de
los demonios, que muy pronto el que quiera hacer el bien tendrá que
hacerlo en secreto y a solas”.
Esta
semana hemos visto ese fenómeno en un escenario global: cómo un
benefactor de la humanidad, que denuncia el modo como un gobierno espía a
sus ciudadanos, es tratado como un criminal y anda acorralado en los
pasillos de un aeropuerto sin saber a dónde correr, y los gobiernos de
cuatro países por temor al perseguidor, niegan el paso por su espacio
aéreo a un jefe de Estado sólo por la sospecha de que lleva con él al
acusado. También el contraste entre la dignidad de los gobiernos
latinoamericanos y la indignidad y la obsecuencia de unos gobiernos
europeos que están hoy muy por debajo de su fama y de su orgullo.
Da
mucho qué pensar ese avión de un presidente indígena que no encuentra
por dónde cruzar los cielos del verano, al que no quieren recibir ni en
Fiumicino, ni en Charles de Gaulle, ni en Portela ni en Barajas, sólo
por la sospecha de que lleve en su cabina al hombre que reveló ese
escandaloso espionaje. Dan mucho qué pensar esos cielos cerrados ante la
nave soberana de un jefe de Estado, y da mucho qué pensar que sea
precisamente un indígena la víctima no de una ofensa, sino de un delito
contra el derecho internacional.
En
cambio no tiene que extrañarnos que la red de Internet, exhibida por
décadas como el tejido integrador del planeta, instrumento de
aproximación entre sociedades y culturas, puerto de acceso al océano de
memoria acumulada de la especie, y que nos hemos acostumbrado a ver como
el cotidiano auxiliar de la vida de millones de terrícolas, nos revele
su cara oculta: la de un vasto mecanismo de espionaje que husmea en los
gustos y las inclinaciones de cada individuo, registra el historial de
sus exploraciones, graba mensajes, dibuja el mapa de los ciudadanos, sus
amistades, sus comunicaciones y sus preferencias, y convierte la vida
privada en un dosier que manosean y manipulan funcionarios y empresas.
Conociendo
los hábitos de la condición humana y las clásicas astucias del poder,
no sería raro que estemos marchando todos, dóciles y fascinados, hacia
una versión todopoderosa e hipertecnificada de la Gestapo y de la Santa
Inquisición. Bien dice la prudencia que los poderes de este mundo no dan
tanto a cambio de nada, y sabemos que los correos gratuitos, por
ejemplo, se han ido convirtiendo en espacios donde interviene sutilmente
el mercado. Uno escribe un mensaje privado sobre Samarkanda o
Pernambuco, y al otro día encontrará publicidad de Pernambuco y
Samarkanda; uno habla de discos o de góndolas y mañana tendrá su oferta
musical o turística en el recuadro. Siempre hay alguien interesado en
quiénes somos, qué pensamos o qué queremos, por razones comerciales o
profesionales, y no podían tardar los que se interesaran en esos asuntos
tremendos o pueriles por razones morales o políticas. Cada internauta
va dejando su rastro inconfundible en la telaraña y no dejarán de
aparecer las criaturas de ocho patas que le siguen la pista.
El
prometedor, el celebrado, el sorprendente, el decepcionante, el muy
pronto detestado Barack Obama prosigue su metamorfosis, tratando de
convertirse no en el que eligieron sus votantes, sino en el que
toleraron el Pentágono y las corporaciones. Si hubiera persistido en su
voluntad de encarnar un nuevo paradigma ético para los Estados Unidos y
para el mundo, habría contribuido a la distensión y a la convivencia,
pero tal vez se habría ganado el odio de los poderes del imperio, y
hasta habría terminado padeciendo la suerte de Evo Morales en su avión
presidencial. Está experimentando en carne propia lo difícil que es
seguir siendo humano cuando se maneja el mayor poder de este mundo, y
puede terminar siendo ejemplo perfecto de la famosa sentencia: “El poder
corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Había
llegado al poder para borrar el desprestigio en que la administración
de George Bush hundió a los Estados Unidos; para aliviar la conciencia
de un país arrastrado a la barbarie de invasiones militares
injustificadas, arrestos clandestinos, torturas infames y campos de
concentración por fuera de toda legalidad. Ahora justifica el espionaje
sobre sus ciudadanos, ordena las ejecuciones que obran aviones no
tripulados, y permite que recomience una política internacional
conspirativa e irresponsable, creyendo impedir así la pérdida de
hegemonía de su imperio.
Pero
América Latina lo mira con indignación, la opinión pública mundial lo
mira con asombro, Snowden recorre los pasillos ciegos del aeropuerto de
Moscú y, allá, lejos, en el mar del Japón, las armadas de Rusia y de
China realizan maniobras militares conjuntas por primera vez en mucho
tiempo.
Tomado de: http://www.elespectador.com/opinion/columna-432064-los-cielos-cerrados
lunes, 10 de junio de 2013
EL SECRETO DE LAS MURALLAS
Cuando se contemplan las murallas y los monumentos militares de la Colonia en Cartagena, surge siempre este interrogante: Cómo fue posible tamaña empresa? Y de inmediato, la consabida respuesta: debido a su situación geográfica, la ciudad era estratégica como puente de comunicación entre Las Indias con el Viejo Mundo. Por ella llegaba todo lo que entraba a las tierras descubiertas y salían las riquezas que cobraba la Corona. De modo que, para defenderla, no hubo otra alternativa que colocarle murallas, castillos, fuertes, garitas y cañones.
La explicación, sin embargo, no responde a muchas otras
cuestiones: De dónde salieron las piedras? Cómo las transportaron
hasta el sitio que ocupan? Con qué las pegaron? Quiénes hicieron los
ladrillos y las tejas de las casonas cartageneras?
Simple, también: la ciudad estaba rodeada de canteras de donde se
extraían las piedras que eran pulidas por maestros y transportadas a
rastras por esclavos negros traídos de Africa y se pegaban con cal viva,
que se obtenía por cocción en hornos enormes que estaban... En dónde?
Aquí comenzaba lo duro para estas deducciones, pues cualquier cosa que
se dijera sonaba a especulación.
Así ocurrió hasta hace poco, cuando los estudiantes Rosa Martínez,
Rosemary Martelo y Alfonso Cabrera de la Universidad Jorge Tadeo Lozano,
seccional del Caribe, con la asesoría del arquitecto y restaurador
Augusto Martínez Martínez, ubicaron estos hornos, que permanecen
cubiertos por la maleza, semidestruidos y olvidados por siglos.
Aparecieron de repente, uno tras otro, en las islas de Tierrabomba y
Barú, al sur de Cartagena.
El hallazgo es notable. Según Martínez, discípulo del restaurador e
historiador español, Juan Manuel Zapatero, fueron tan importantes que
sin ellos habría sido imposible construir las murallas y demás
fortificaciones locales.
Los hornos, sin embargo, eran solo parte de una gran
infraestructura destinada a apoyar la construcción del más grande
complejo militar de las Américas y que tuvo su mayor esplendor a finales
del siglo XVI y principios del XVII.
En prósperas haciendas estaban las canteras, hornos, conjuntos
habitacionales y aljibes grandes lagunas para abastecimiento de agua
para cría de ganado y cultivo de alimentos.
La cantera era un sitio de trabajo rudo, atendido por capataces y
operada por esclavos, de donde se sacaba la piedra que alimentaba los
hornos. De estos últimos salía la cal viva que revuelta con arena y
otros elementos servía para las construcciones. Era el cemento de la
época. De acuerdo con los estudiantes investigadores, en Tierrabomba y
Barú también se producía ladrillo, teja y cerámica. Hasta el momento se
han encontrado 37 hornos, algunos en buen estado de conservación y otros
muy deteriorados por el paso del tiempo y el nulo mantenimiento.
En las dos islas, los españoles construyeron por lo menos 18
fortificaciones militares, entre ellas el castillo de San Luis arrasado
por el almirante Vernon, la batería del Angel San Rafael y sus túneles;
las baterías de Santa Bárbara, Santiago, San Felipe y Chamba; el
castillo de San Fernando y el fuerte de San José.
El más grande los tejares hallado está localizado en la isla de Tierrabomba y se denomina San Bernabé.
Tenía tres grandes canteras, seis hornos de cal, un conjunto
habitacional, dos hornos para tejas y ladrillos y un gigantesco aljibe.
Las investigaciones señalan que allí se fabricó la primera cerámica
de Cartagena, además de vasijas, botijas, mantas, pináculos, cerámica
de arabescos y baldosines que se conservan en algunas casas del sector
amurallado de la ciudad.
En un lugar cercano, conocido en la Colonia como Guayacán, que
sirvió de estancia a los jesuitas, se encontró también cerámica
precolombina; y en Pueblo Nuevo fueron descubiertos tres hornos, casa de
hacienda y un gran aljibe de agua dulce, a solo 10 metros del mar.
También se han hallado hornos en Punta Arena, Bahía Periquito y Caño de
Loro.
Las canteras y los hornos se construyeron siempre muy cerca del
mar, con el fin de facilitar el transporte de materiales hacia los
lugares en donde se levantarían fortificaciones o casas.
La carga era de dos tipos: piedra burda y sencilla para
construcción y talla, y cal en barriles. Se cree que cada horno tenía
capacidad para producir unos cien barriles por hornada (jornada) y el
proceso no se detenía nunca.
En Barú, por lo demás, los investigadores constataron que había
sembrados de algodón, así como frutales diversos: níspero y coco,
principalmente, pero también hortalizas, verduras y ganados. Eran
haciendas autosuficientes en producción de alimentos y abastecían
también a Tierrabomba y parte de Cartagena. El complejo de esta isla es
tan importante como el de Tierrabomba.
Aún falta mucho por investigar, pero lo importante ahora, según
ellos, es que el Gobierno o las fundaciones se interesen por los
hallazgos, con el fin de rescatarlos y no permitir que desaparezca otro
gran testigo de la grandeza colonial de Cartagena de Indias.
- Tomado de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-137608
- Publicación
- eltiempo.com
- Sección
- Otros
- Fecha de publicación
- 14 de junio de 1992
- Autor
- EDUARDO GARCIA MARTINEZ
sábado, 1 de junio de 2013
viernes, 31 de mayo de 2013
Cartagena 480 años de aguante
A ti son pocos los que te quieren de verdad. Nojoda y no entiendo porqué, siendo tan noble, tan bella y tan aguantadora, de repente es por esto último, porque naciste para aguantar.
Primero fue la llegada de unos extranjeros que arribaron a tu suelo a avasallar a tus primitivos habitantes, los que a decir verdad como que tampoco eran tres cosas buenas ya que se dice de ellos que eran belicosos y salvajes y les gustaba "comerse" al prójimo toda vez que según los cronistas Españoles, nuestros Indios eran amantes de la práctica de la antropofagia lo que no ha cambiado mucho porque actualmente tus habitantes siguen practicando el canibalismo pero ahora moral y social ya que cuando alguien está progresando o quiere sobresalir no falta quien se lo quiera "comer" vivo y le empiezan a inventar chismes y calumnias para acabarlo a como de lugar.
El caso es que naciste para aguantar y te ha tocado soportar embates de toda índole, desde piratas, corsarios y bucaneros que querían apoderarse de tus riquezas hasta de los filibusteros actuales que no se cansan de saquearte.
La vaina era tan grave que hubo necesidad de protegerte con baluartes, gran decisión ya que hoy esas cortinas de piedras son uno de tus grandes atractivos aunque más de un hijo de mala madre se atrevió a presentar proyectos encaminados a destruir tus murallas "para que no pudieran servir de baluarte a la tiranía" o para que no nos recordaran ese pasado ruin cuando estuviste bajo el yugo español, pero lo que es una verdad de a puño es que en estas tierras han abundado los malos hijos y peores gobernantes, siempre fue que hace como 80 o 90 años te alcanzaron a demoler grandes tramos de ese lienzo de murallas que afortunadamente te rodean y lo hicieron con el argumento de que estaban en mal estado ya que otro poco de degenerados las habían cogido de letrinas y de lugares propicios para arrojar escombros, basuras y desperdicio de todas las especies habidas y por haber y porque la maleza amenazaba con tragarse todo y eso se constituía en foco de insalubridad, lo irónico es que hoy en día existen en todos los puntos cardinales de tu maltratada humanidad cientos de lugares con esas mismas características a la vista de todos.
En todo caso te tumbaron grandes tramos de murallas dizque para que llegara el progreso y van más de 80 años desde que se cometió esa barbarie conocida como el "murallicio" y el progreso sigue brillando por su ausencia.
Hoy 480 años después de que al bellaco de Pedro de Heredia se le ocurrió posar sus patas en tu suelo, tus hijos seguimos siendo los mismos belicosos y salvajes, seguimos siendo los mismos antropófagos que gozamos "almorzando prójimo", seguimos siendo los mismos cochinos y faltos de civismo de aquellas calendas en que derribaron las murallas.
Tú sigues aguantando como una madre o esposa abnegada y en esta relación enfermiza tú sigues brindándonos tu hermosura y tu nobleza y nosotros te seguimos "regalando" afrentas y ofensas y tú allí, en pie, digna, heroica y siendo admirada por los foráneos mientras tus hijos y gobernantes quieren destruirte y saquearte hasta el límite. Definitivamente eres grande entre las grandes.
Feliz cumpleaños y sigue aguantando que no creo que haya mal que dure otros 480 años aunque si hay una ciudad que los resista y esa eres tú CARTAGENA.
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