Marquesina

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sábado, 17 de julio de 2010

CARTAGENA DE INDIAS, CIUDAD DE ENCANTO, CORRUPCIÓN Y PROSTITUCIÓN INFANTIL

 
La ciudad emblemática, fundada por el madrileño Pedro de Heredia el primero de Junio del año 1533, con el nombre de Cartagena de Poniente, para diferenciarla de Cartagena de Levante en España. Bañada por el Mar Caribe, orgullo de Colombia, declarada por la Unesco como Patrimonio Mundial, incluyendo en esa Resolución el Puerto, la Fortaleza y el Conjunto Monumental de Cartagena de Indias, por cuyas calles adornadas de hermosos balcones y flores colgantes de maravillosos colores, que muestra orgullosa su arquitectura colonial, se recorre con admiración y respeto, por todo lo que representa para la historia, no sólo para sus nativos y nacionales, sino para el continente americano.

Su fortificación fue construida durante los siglos XVII y XVIII, a través de murallas y castillos, con el fin de protegerla de corsarios y piratas, que pretendian a toda costa saquearla, por sus riquezas venidas del Virreinato del Perú, cuyos galeones atracaban en el principal puerto de comercio de negros del continente, traidos del África, en las condiciones mas indignas, pero que además cargaban con el oro, las esmeraldas y todas las piedras preciosas, sacadas de las minas por nuestros indigenas y esclavos, a fuerza de látigo, sangre y muerte, con destino a la Península Ibérica.

Además los reyes de España eran defensores a ultranza de la Fe Católica y por consiguiente establecieron en esta ciudad la sede del Tribunal de Penas del Santo Oficio de la Inquisición, en el año de 1610. Todos estos aspectos constituían una importancia estratégica de la ciudad amurallada en la geopolítica de la época y en su comercio, que con razón pretendían conquistarla por medio de cruentas batallas, que en su gran mayoría fueron defendidas con admirable decisión y valentía. Es el caso de la poderosa Armada Inglesa, al mando del Almirante Sir Andrew Vernón, que quiso tomar la ciudad, al mando de 186 navíos, 23600 hombres y 3000 piezas de artillería, pero por fortuna al frente de los sitiados estaba el incomparable Blas de Lezo, que en condiciones de inferioridad tanto de hombres como de equipo militar, derrotó a los ingleses en el año de 1741.

Pero ese hermoso capítulo de la historia de Cartagena, que nos enorgullece a todos los colombianos, hace parte del recuerdo indeleble y se convierte sin duda en fascinación y encanto, que se ve precisamente desdibujado por los nuevos piratas de la politiquería y la corrupción, quienes con sus microempresas políticas y arrogandocen el derecho a gobernar la bella ciudad, saquean el erario y esquilman el presupuesto despiadadamente, para el enriquecimiento de unos pocos. Es la minoría burguesa, aliada con el paramilitarismo y el narcotráfico, que se toman los puestos públicos y el cabildo de la heroica, para hacer de ella un botín sin la más mínima vergüenza. La ética y la moral por lo público no hace parte de sus parámetros de comportamiento personal, familiar y social.

El Concejo de Cartagena es una cloaca, en donde se planean todas las fechorías y se patrocinan las costumbres mas infames de la política, entre las cuales se encuentra la de respaldar a los alcaldes, quienes con su beneplácito asignan los contratos para pagar los favores electorales, en detrimento de los mas de setecientos mil ciudadános pobres y miserables – negros y mestizos - , que habitan en la periferia del “corralito de piedra”. Entre otras cosas se escuchan voces de algunos observadores, que afirman que esa población inerme, es ya una “bomba de tiempo”, que puede estallar en el momento menos esperado.

Podríamos decir que las consecuencias no se hacen esperar y miren si esto no es resultado del irresponsable manejo de la cosa pública, cuando tenemos en Cartagena, según investigaciones del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, una explotación sexual comercial infantil alarmante, convirtiendo a la ciudad en un lugar preferido por los turistas tanto nacionales como internacionales, que buscan población infantil para sus impúdicas prácticas sexuales. Proxenetas que se enquistan en todas las actividades turísticas, para ofrecer niños y niñas indefensas, que en busca de unos pocos pesos para paliar el hambre, son sometidos a todo tipo de atropellos y vejamenes. El Distrito Turístico de Cartagena es el lugar propicio para la explotación sexual infantil, que se observa y está latente, según esos mismos estudios de Bienestar Familiar, en las propias comunidades, en los lugares históricos, en los establecimientos de educación, en los bares, discotecas, hoteles y practicamente no existe un rincón en donde no se manifieste este flagelo.

Sobre este hecho tan lamentable, la directora del Instituto de Bienestar Familiar manifestó en la presentación de la investigación adelantada por su despacho, sobre este caso lo siguiente: “La explotación sexual es uno de los más graves atentados contra los derechos de los niños, niñas y jóvenes, puesto que les niega la posibilidad de un desarrollo propio de su edad. Esto sin contar con que los hace objeto de censura social y les coloca en grave riesgo de enfermedades”.

El 70% de los niños explotados sexualmente, presentan altos grados de desnutrición, el 85% presenta casos de morbilidad, el 55% presenta infecciones de transmisión sexual y el 5% afirmó haberse sometido al aborto. El alto nivel de necesidades básicas insatisfechas, la desintegración familiar, son los principales determinantes de esta causa tan lamentable y de vergüenza nacional. Todo este panorama es causado por esa cueva de rolando en la que se ha convertido la dirigencia cartagenera, que no se inmuta por estar blindados de cinismo, arrogancia, displicencia, despotismo e indiferencia.

Según la mitología griega Pandora fue la primera mujer sobre la tierra, dotada de todas las gracias y talentos, concedidos por Minerva, protectora de Roma y diosa de los artesanos asimilada con la Atenea griega. Creada por Hefestos o Hefaistos, dios del fuego y la metalurgia, por solicitud de Zeus, dios del Olimpo. Zeus quería vengarse de Prometeo que había robado el fuego de los dioses, para entregárselo a los humanos y decidió enviar a Pandora, con todos los atributos y belleza a Epimeteo hermano de Prometeo, quién le había recomendado no recibir nada que viniera de Zeus. Epimeteo feliz de tener a Pandora, decide casarse con ella y reciben de los dioses como regalo una caja, con la instrucción precisa de no abrirla nunca. Sin embargo la curiosidad de Pandora pudo más y abre la caja misteriosa, de cuyo interior salieron todos los males, plagas y tormentos que afligen a los hombres. Pandora decide cerrarla, pero no pudo y en el interior de la misma en medio de todos los males, se encontraba La Esperanza, la única fórmula para aliviar las penas y los infortunios de la humanidad.

Cartagena está invadida de todos los males que contenía la caja de Pandora, pero en esa hermosa ciudad existe gente buena, visionaria, de buenas costumbres, de principios, que se convierten en la reserva moral para hacer de la esperanza, la más contundente espada para combatir las atrocidades que se evidencian en la ciudad mas bella de América. 
 

sábado, 3 de julio de 2010

Cartagena de Indias: los dos rostros de la ciudad vitrina de Colombia

Don Luis es un albañil que no consigue empleo fijo. En cambio, Rodrigo Puente exhibe satisfecho sus logros: 800 apartamentos de lujo vendidos en cinco años. Los dos viven en Cartagena de Indias, considerada la perla de Colombia, y son expresión de sus dos rostros.Con un millón de habitantes, este puerto sobre el mar Caribe ubicado a 1.100 kms de Bogotá ha sido descrito por la revista femenina francesa "Elle Magazine" como una "ciudad exquisita"."Sus 500 años de historia combinados con el mar hacen de ella una ciudad perfecta. Actualmente es muy apreciada por la posibilidad de dedicar el día al gusto por el mar, y la noche a la elegancia y el exotismo en los restaurantes. Esto explica que las ventas en Cartagena sean muy importantes", se felicita Rodrigo Puente, presidente de la inmobiliaria Conceptos Urbanos.Puente ha vendido en cinco años 800 apartamentos de lujo en el norte de la ciudad, sobre una bahía que aspira a convertir próximamente en una suerte de Miami latinoamericana.La ciudad, fundada por el conquistador español Pedro de Heredia en 1533, es vitrina para Colombia y vistió sus mejores galas en abril pasado para recibir a 500
directivos de empresas internacionales invitados a la versión latinoamericana del Foro económico de Davos.En esa ocasión, ocho años después de su llegada al poder, el presidente colombiano Alvaro Uribe, que dejará el cargo en agosto, homenajeó a sus invitados con una cena espectacular en una plaza de la ciudad amurallada, que fue cerrada a los transeúntes."El riesgo es que se quieran quedar", le dijo Uribe a los empresarios durante la celebración del foro, retomando el lema con el cual Colombia se promociona en el extranjero.A la vez, el mandatario describió la transformación de Colombia desde su llegada al poder en 2002, cuando el país vivía asediado por la guerrilla izquierdista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).Desde entonces, se ha logrado reducir a la mitad el índice de homicidios, que según el mandatario se ubica actualmente en 31 por cada 100.000 habitantes (39, según el Instituto de Medicina Legal), el secuestro descendió "a 6% de lo que era", la producción de cocaína va a la baja, de 800 a 400 toneladas anuales, y el crecimiento económico fue de 0,4% en 2009 pese a la crisis financiera mundial.En ese tiempo, Cartagena, puerto por donde transitaron todas las riquezas de la colonia española, conquistadores, piratas y esclavos, y hoy en día es residencia de vacaciones del Nobel de literatura Gabriel García Márquez, ha reencontrado su grandeza.En la ciudad antigua, las casas de cálidos colores se venden hasta por 4 millones de dólares. Los lujosos hoteles "boutique" se han multiplicado y los cruceros atracan en el puerto cada vez con mayor frecuencia.Pero la perla colombiana está rodeada también por un cinturón de miseria, con entre 36% y 67% de la población viviendo en la pobreza, dependiendo de las fuentes consultadas.En la villa
miseria Nelson Mandela viven más de 50.000 personas desplazadas por el conflicto armado que afecta a Colombia desde hace más de 40 años.Danilo Ruiz, defensor de los derechos humanos en ese barrio, lo describe como un lugar en estado de "descomposición social", en el cual cinco organizaciones criminales se disputan el tráfico de armas, personas, drogas y prostitución.Allí vive Don Luis, un albañil de 56 años que tuvo en sus buenos tiempos un terreno agrícola y animales de cría, a 120 km de Cartagena.Expulsado de sus tierras por el conflicto, este padre de diez hijos vive en una casucha de madera y come en una olla metálica. "Nosotros no podemos ir a la ciudad antigua, ni siquiera a la playa, que fue 'privatizada'", se lamenta. Para él es imposible conseguir un empleo fijo, solamente logra realizar algunos trabajos a destajo como albañil o recogiendo basura. "¿Que cómo se siento? Me siento humillado", dice. "¿Tiene alguna otra pregunta?".